Aplicaciones Smart
Leonardo Davinci decía: «La simplicidad es la sofisticación definitiva«. Parece que esta célebre frase de Leonardo da Vinci cada vez se está imponiendo más en las aplicaciones y webs actuales. Donde cada vez parece más habitual encontrar aplicaciones que hacen una función de manera muy optimizada, frente a mega aplicaciones multifuncionales.
Si nos fijamos en el tipo de programas y webs que estábamos acostumbrados a ver habitualmente, en muchos de los casos estas tenían multitud de funciones e información colocada en una misma pantalla. Esto normalmente consigue que el usuario se pierda en esta gran cantidad de datos y opciones. Esto está cambiando con la extensión de uso de las aplicaciones a mayor numero de usuarios y dispositivos, hay que adaptarlas para un público más amplio y menos especializado poniendo en pantalla aquello relevante para la función requerida.
Diseño sobre función
Otro de los factores que ha influido en esta evolución de las aplicaciones es el cambio de reparto de pesos entre la balanza de función y diseño. Cada vez el diseño ha ido cogiendo un peso especifico mayor dentro de las aplicaciones. Si bien la función es primordial, una vez la función está conseguida, la forma coge la alternativa. A iguales funciones el diseño es lo que aporta ese valor diferencial y marca la decisión.
Sensibilidad por la experiencia del usuario
Otro de los focos de atención que ha ido en aumento en las aplicaciones es la experiencia de usuario. El éxito o fracaso de un producto, aplicación o web es el usuario final, podemos tener una gran aplicación con multitud de funciones pero si esta no tiene usuarios que la hagan funcionar no servirá de nada. Es muy importante que el usuario se encuentre cómodo con el uso de la aplicación, que trabajar con ella sea sencillo y toda la información y funciones estén donde el usuario espera que estén.
Los móviles y tablets marcan el camino
Otro de los motivos para este giro son los nuevos dispositivos que últimamente han pasado a formar parte de nuestras vidas digitales. Estos terminales móviles, con tantas posibilidades como nuestros ordenadores personales nos marcan el camino. Las evidentes limitaciones de espacio de las pantallas de estos terminales fuerzan de alguna manera a optimizar la cantidad de funciones e información en pantalla, haciendo obligatoria esta economía de la información y función.
Por tanto, si estamos pensando en aplicaciones móviles, es muy importante que tengamos clara las funciones clave. Y asegurarnos de que estas se pueden realizar de manera natural y sencilla para el usuario, eliminando del proceso todo aquello que no aporta. Con la información necesaria en cada paso y con esta información distribuida de una manera lógica para el y lo más atractiva posible.
Para acabar, una vez vistas las bondades de la simplicidad y aprovechando otra frase celebre, esta vez de Albert Einstein, hagámoslo lo más simple posible, pero no más.