Yo no quiero estar en redes sociales
A todas las empresas que alguna vez hayan pensado esto: tarde. Para escapar de forma efectiva del internet social, tendrían que volver a 1996.
Es tentador pensar que mientras una empresa no abra un perfil en redes sociales, está “a salvo” de ellas. Nada más lejos de la realidad.
El 80% de los internautas españoles tiene una cuenta en redes sociales. Y dedican un alto porcentaje de su tiempo online a llenar la red de mensajes cada día. Es importante entender esto: independientemente de la estrategia de empresa, si alguien usa un producto irá a la red y opinará sobre él. Un blogger escribirá un artículo con fotos. Alguien pondrá en Twitter que el servicio de atención al cliente es lento. O un cliente descontento formará un grupo de protesta. Esté la empresa ahí o no.
Ese contenido se queda ahí. Meses más tarde, otro usuario aún podrá leer las opiniones vertidas, y éstas influenciarán su idea del producto. Una queja sin respuesta o un usuario descontento permanecen en la red, y pueden cambiar la actitud de otros consumidores.
Si una empresa ignora las redes sociales, si no está mirando, no podrá defenderse ni agradecer su mensaje a los que hablen positivamente. Pero si se plantea una estrategia, monitoriza la web y, poco a poco, va participando, podrá ayudar a la comunidad a sentir más interés por el producto y la marca, en vez de quedarse sorda, ciega y muda. Elegir “no estar”, por hablar claro, es como saber que están hablando de ti y de tu producto en la televisión y dedicarte a mirar el suelo. ¿Absurdo, verdad?
Así que lo de “no estar” es imposible. La marca y el producto van a estar ahí seguro. Ahora falta saber cómo.