Deepfake y los cambios en los hábitos de consumo informativo
En los últimos tiempos la forma en la que recibimos, pero también en la que percibimos, la información ha dado un giro de 360º. Con la inmediatez de las noticias a través de Internet y las redes sociales llega también la dificultad de diferenciar la información veraz de aquella que no lo es. Hoy, analizamos la aparición de las fake news y cómo la irrupción de estas ha cambiado el comportamiento de los usuarios y ha aumentado su desconfianza en los medios.
De las fake news al deepfake
Hoy día es conocido por todos el término Fake News, un concepto viral que hace referencia a aquellas noticias falsas que se crean con la intención de potenciar una opinión y encontrar un público que la apoye, hasta tal punto que pueden conseguir generar una creencia masiva entorno a ella.
Uno de los primeros casos que impactó a nivel global fue el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook, en el que se dio una difusión de bulos y noticias falsas que desembocó en la manipulación de la opinión de millones de personas. Entre ellos destacan el apoyo masivo a la campaña de Trump, conseguir el soporte necesario para conseguir el “sí” al Brexit o polarizar de una manera exasperada las opiniones sobre el procés de Cataluña.
Desde 2017 este tipo de contenido fraudulento migra al audiovisual y surgen los deepfake, vídeos en los que se manipulan los rostros de sus protagonistas para poner la cara de otra persona de una manera muy realista y hacer creer que es una celebridad la protagoniza la acción.
Uno de los deepfake más popular se hizo público cuando, el año pasado, unos investigadores de la Universidad de Washington publicaron un vídeo en Youtube en el que aparecía el expresidente Barack Obama – o más bien dicho, un montaje simulando a Obama- hablando a la cámara en primer plano. ¿Puedes detectar el engaño?, ¿parece imposible, verdad?
El vídeo fue creado a partir de miles de imágenes fijas de su cara y un audio de Obama de varios vídeos antiguos que se van mostrando a la izquierda de la pantalla. El objetivo era aprender a sincronizar los movimientos y de esta manera poder llegar a crear un vídeo prácticamente perfecto que solamente contenía un único fallo: es falso.
Desde su creación el deepfake crece a pasos agigantados y cada vez es más fácil de hacer pues son menos las imágenes que necesita para poder producir un vídeo que parezca real. Además, y gracias al uso de la inteligencia artificial, se está consiguiendo que la sincronización entre audio y vídeo sea casi perfecta, dando pie a que podamos ver deepfakes, ya no solo en vídeo On Demand, sino también en streamings en directo. Sin embargo, aunque esto puede suponer un avance brutal en a capacidades de comunicación, es una arma de doble filo muy peligrosa pues hace casi imposible la diferenciación entre vídeos reales y falsos.
Dentro del mundo del deepfake, además, se le suma otra reciente aportación de la inteligencia artificial: el vishing, o lo que es lo mismo, cómo desde una pequeña muestra de la voz de una persona se puede
En la actualidad, y a diferencia de lo que se podría pensar, la mayoría de vídeos deepfake se están utilizando en la industria pornográfica, hasta el 96% según la empresa de seguridad Deeptrace. En estos deepfake se sustituye la cara de las actrices reales por celebrities, la mayoría de ellas actrices y cantantes británicas y estadounidenses. Aunque su uso para fines políticos puede ser una gran amenaza, no debemos olvidar lo que los deepfakes suponen para la suplantación de identidad en el porno, industria que ha hecho que en los últimos nueve meses la existencia del deepfake en Internet se haya duplicado.
Cambios en el entorno y el comportamiento: aumento de la inmediatez en detrimento de la veracidad
Todos somos conscientes del crecimiento de las redes sociales y de la actividad de los usuarios en ellas, pero no somos tan conscientes de los cambios en la forma de comunicar que esto ha conllevado. Son varios los factores que entran en juego y el resultado de todo ello es un cambio sustancial en el consumo de la información.
El primer factor que nos interesó de las redes sociales fue la inmediatez en el consumo de noticias. Prácticamente todos los medios de comunicación tienen presencia en las redes sociales para poder difundir con rapidez la información, por lo que hoy día es impensable tener que esperar o tener que buscar en diferentes fuentes para poder acceder a una noticia concreta. En la mayoría de las ocasiones, el gran público se da por satisfecho con el feedback que recibe en un primer momento y construye su opinión en base a esa información.
Parecía, pues, que este cambio de paradigma suponía una mejora sustancial en la comunicación, ya que, además de poder acceder a la información de forma tradicional (medios offline), aparecía la opción de acceder a canales adaptados al digital, e incluso, a nuevas publicaciones nativas del entorno digital que nos facilitaban información con mucha más eficiencia. Sin embargo, no todo son ventajas ya que, desgraciadamente, la inmediatez se contrapone a la veracidad en muchos de los casos. Tanto es así que desde el punto de vista de un usuario es muy difícil asegurar que una fuente es totalmente veraz, incluso cuando se trata de un receptor escéptico.
Las fake news aumentan, pero la desconfianza también
Esta crisis de confianza repercute directamente sobre las pautas de comportamiento de los usuarios. Si tenemos en cuenta las conclusiones del Digital News Report (DNR) 2019 – el mayor estudio global sobre el consumo de medios coordinada por la Universidad de Oxford en 38 países- en España, vemos una clara tendencia: la pérdida de confianza en los medios. Esto se convierte en el factor más relevante para los usuarios, de modo que solo un 42% de ellos confían en las noticias que se publican, mientras que hay un 32% de escépticos.
Fuente: Digital News Report 2019
El principal tema que ha hecho caer notablemente la credibilidad en los medios, pasando de un 51% el 2017 a un 42 % actual, ha sido la crispación política. Esta caída no solo afecta a los soportes más tradicionales, sino también a las redes y los buscadores. Esta tendencia se refleja en un dato muy claro: el 68% de los internautas españoles se considera preocupado por la calidad de los contenidos y cree que existe una gran dificultad para saber si los contenidos son reales o falsos.
Siguiendo con el análisis del DNR observamos que más de la mitad de usuarios, concretamente el 56%, contrastó una misma información en varias fuentes o no compartió entre sus conocidos aquellas informaciones poco fiables. Asimismo, tres de cada diez usuarios han dejado de seguir algún medio que les parecía dudoso, y una proporción similar dejó de prestar atención a lo que compartía una persona poco fiable. No es de extrañar pues que hasta un 20% haya empezado a informarse, únicamente, a través de fuentes que considera muy creíbles.
Fuente: Digital News Report 2019
Esta pérdida de confianza ha hecho que hasta el 85% de los encuestados adoptara en 2018 alguna medida preventiva para paliar la desinformación y la manipulación informativa. Sin embargo, aún hay mucho por hacer, según el I Estudio sobre el impacto de las Fake news en España hasta el 86% de los españoles se cree las Fake News, pero ese no es el único destacable: aunque el 60% de los españoles cree saber diferenciar las fake news, solo el 14% es realmente capaz de hacerlo.
Fuente: Digital News Report 2019
Los datos extraídos de estos estudios no hacen más que confirmar la pérdida de fiabilidad en los medios, en los que cada vez es más difícil diferenciar entre la verdad, la pseudoverdad y la mentira. Los internautas son conscientes de ello, y por eso, han dejado de creer todo aquello que se les transmite como verdad. Como usuarios en este universo informativo debemos esforzarnos, cada día más, en contrastar la información en varios medios y no tener tanta prisa en querer llegar a conclusiones certeras en tiempo record ya que ahora, más que nunca, es necesario analizar, contrastar y desconfiar de la información antes de tomarla como cierta.
¿Quieres saber más sobre las tendencias digitales en 2019? Échale un vistazo a nuestro análisis al Estudio Anual de Redes Sociales de IAB Spain para conocer un poco más de cerca la situación actual de estas plataformas digitales en España.