El poder del vídeo viral
Invertimos la mayor parte de nuestro tiempo en buscar las palabras adecuadas para expresarnos de manera efectiva, en crear contenidos de valor que consigan llegar a nuestro público, que logren instruir y que además nos diferencien del resto. Sin embargo, mientras miles de palabras se disuelven en la inmensidad de la red, el contenido visual sigue imponiéndose a cualquier definición de la realidad.
Aún así, sólo una milésima parte de todos los vídeos que circulan por internet se convierte en viral. Aquellos que, según el usuario, logran trascender hasta el punto de ser compartidos masivamente. Esto nos traslada a una reflexión: Para ser viral lo que importa ya no es lo que le dice sino el impacto que esto tiene en el usuario.
Aunque la intención con que se producen también importa, lo que prima en los vídeos virales es la propagación. Se trata de vídeos que apelan a la emoción, pues su contenido es capaz de impactar de tal modo que la información no se extinga en el momento. Una emoción que vaya más allá de nuestra memoria corta y logre que la audiencia se implique y sea cómplice a través de la compartición.
Como empresa, ¿Qué nos aporta entonces un vídeo viral? La respuesta es clara: notoriedad de marca. Una notoriedad que sólo puede ser atribuida por el usuario y que nos identifica más que con un producto, con unos valores sólidos y definidos.
Compartimos dos ejemplos de los vídeos virales que más nos han impactado en los últimos meses
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